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Una estufa calefactora es un dispositivo diseñado para generar calor y así calentar espacios interiores. Funciona a través de la combustión de combustible o la electricidad.
Esta unidad calefactora puede calentar rápidamente un espacio. De hecho, muchas de estas estufas están diseñadas para distribuir el calor de manera uniforme y en poco tiempo. En ese sentido, son muy útiles para climas fríos. Además, las estufas que utilizan energía renovable, como las de pellets o leña, son más ecológicas. En realidad, están aprovechando los combustibles naturales y, en algunos casos, crean menos emisiones que otros sistemas de calefacción. Finalmente, las estufas calefactoras son fáciles de instalar y mantener. Claro, esto comparadas con sistemas de calefacción central. Inclusive, dependiendo del tipo, solo requieren una chimenea o una conexión eléctrica; así hay menos costos de instalación y mantenimiento.
Para comenzar, en el ámbito de la hostelería y restauración, las estufas calentadoras son muy útiles en hoteles, restaurantes y cafés. Aún más en aquellos que necesitan mantener un ambiente cálido durante el invierno, sin depender solo de sistemas de calefacción central costosos. Además, muchos negocios usan estufas calefactoras. Las mismas las suelen colocar en zonas comunes o terrazas cerradas para dar calor extra a los clientes. Por otro lado, sirven en el sector de la construcción. Estas estufas calefactoras pueden mantener la temperatura en obras que necesitan que la misma sea específica durante el invierno. Adicionalmente, estas son usadas en oficinas temporales, áreas de trabajo o, incluso, para secar materiales.
De igual forma, son útiles en las tiendas y los locales comerciales. Por supuesto, aún más para los que tienen grandes espacios abiertos. En concreto, las estufas calefactoras pueden ponerse de forma estratégica; así hay una calefacción en el lugar sin necesidad de calentar todo el edificio. Finalmente, las estufas calefactoras también se usan en áreas donde el suministro de energía eléctrica puede ser limitado (o costoso). En realidad, su capacidad de usar combustibles accesibles, como la leña, las hace populares en granjas, talleres y almacenes.
Claro, al elegir una estufa de calor hay que considerar tanto las necesidades de calefacción como las partes técnicas del dispositivo. Primero, hay que determinar el tamaño del área que se desea calentar. Por ejemplo, para espacios pequeños, una estufa de menor potencia será suficiente. En cambio, para áreas grandes es mejor tener un modelo con mayor capacidad térmica, medido en kilovatios (kW). De igual forma, el tipo de combustible es clave. De hecho, aunque las estufas eléctricas son fáciles de usar y mantener, pueden ser más costosas en cuanto al consumo de energía. En cambio, las estufas de leña o pellets dan calor más natural. Además, suelen ser más económicas a largo plazo. No obstante, estas necesitan un sistema de ventilación específico, como una chimenea calefactora.
Además, las características adicionales también deben ser consideradas. Por ejemplo, están los sistemas de control de temperatura, encendido automático o temporizadores e, incluso, hay algunas estufas que tienen ventiladores que ayudan a distribuir el calor de manera uniforme. Por último, es necesario revisar las cuestiones técnicas. Entre estás estarían la eficiencia energética del modelo (porcentaje de conversión del combustible en calor), los requisitos de instalación (como espacio y ventilación) y el mantenimiento necesario, así se asegura que la estufa funcione de correctamente y de forma segura a largo plazo.